miércoles, 8 de julio de 2009

Marchado demasiado pronto / Gone Too Soon

Incluso ahora, después de haber visto parte del funeral, me cuesta creer que haya ocurrido lo que ha ocurrido.

En vida, a nadie fue indiferente; a mí, tampoco. Sus electrizantes movimientos hechizaron a toda una generación y a las que estaban por venir. La fatalidad, la envidia y la ignominia alcanzaron luego a la estrella para convertirla en ángel caído.


Como dice el título de una de las cancines que he escogido y que es una de mis favoritas, nacido para entretener, para inspirar, para deleitar, aquí un día, marchado una noche, se ha marchado demasiado pronto y es que quizá este mundo era demasiado cruel para alguien tan frágil, atormentado y sensible como él, pero lo que está meridianamente claro, es que su espíritu y espero, su luz, seguirán con nosotros a través de su voz, sus canciones y sus mensajes prevalezcan. Veamos, ya puestos, qué hacen de él.



Este recuerdo es para todos los que en aquellos felices años le admiramos boquiabiertos, le intentábamos imitar para encandilar y conseguir así a la chica de nuestros sueños pero que nunca conseguimos, para todos los que digo, lo disfrutamos en su cénit e incrédulos, asistimos a su terrible decadencia y casi autodestrucción final, para todos los que esperanzados le ibamos viendo resurgir como el ave Fénix de entre sus cenizas y nos preguntabamos si era posible; pero sobretodo para ti, Michael. Prefiero recordarte así, joven, sano, contento, risueño y alegre.

Ahora aunque ya es madrugada, antes de acostarme, subiré a la azotea y miraré al cielo y seguro que en aquella esquina que nunca antes miré, descubriré una nueva estrella de tenue pero cálido resplandor en el firmamento nocturno de nuestro viejo mundo; a esa estrella que nunca antes miré, le pondré tu nombre, Michael y así siempre te recordaré.

Long live Michael, Long live The King.